Una tarde nuestro arzobispo, sin previo aviso, vino a la Parroquia Santa Rafaela María, preguntó por el párroco y al rato pudo hablar con él. Como resultado de aquella visita, el jueves 4 de julio salían los “Últimos Nombramientos de la Archidiócesis de Zaragoza”: El segundo nombramiento era el de nuestro párroco Carlos, se le enviaba a la parroquia del Sagrado Corazón; el tercer nombramiento como párroco de Sta. Rafaela era para Ramón Iván Noguera. Hasta aquí nada que decir, siempre se ha hecho así.

Pero resulta que en nuestra parroquia llevamos más de tres años implicados en el “Sínodo 2021-2024: por una Iglesia Sinodal, Comunión, Participación y Misión”. A nosotros, ese caminar juntos, escuchándonos entre nosotros y al Otro, teniendo en cuenta los signos de los tiempos, nos ha llevado a discernir los cambios que precisamos ir realizando en nuestras vidas y en nuestra parroquia. Por eso mismo, no podemos entender que alguien, en estos momentos nuestro arzobispo, un día venga a la parroquia y le diga a nuestro párroco: Carlos te he cambiado de destino, siendo que tenemos un Consejo Parroquial con una permanente y un pleno que hasta ahora regía los destinos de nuestra parroquia, o, por lo menos, eso creíamos. Yo entiendo que esto es lo que se venía haciendo hasta ahora. Pero, a la luz del camino que, como Iglesia, estamos recorriendo juntos, ¿sigue teniendo sentido este modo de proceder en el nombramiento de los párrocos? 

Viene de lejos la afirmación del papa Francisco en Evangelii Gaudium (2013) “Una impostergable renovación eclesial”. A nosotros, la gente del Sínodo, nos hubiera gustado que al menos al Consejo Parroquial se le hubiera explicado la necesidad que tenía la archidiócesis de realizar el cambio. Entendemos que lo de menos es que se realice el cambio, lo más importante es el proceso que se podía haber seguido: Caminar juntos, escuchar, conversar en el Espíritu, discernir, actuar.

Posiblemente acabamos de perder una oportunidad de avanzar en sinodalidad y corresponsabilidad, pues ya no vale el “siempre se ha hecho así”, ni “lo que diga el obispo”.

José Ramón Colell Farré. Diócesis de Zaragoza


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3 respuestas a “Sucedió el pasado mes de julio”

  1. Avatar de Carlos Cebollada
    Carlos Cebollada

    José Ramón, suscribo tu comentario:
    «Entendemos que lo de menos es que se realice el cambio, lo más importante es el proceso que se podía haber seguido».
    Y lo comparto como apuntas, informando previamente y justificándolo. Por lo demás, entiendo no debemos olvidar que desde la parroquia no tenemos una visión global, ni de las necesidades del resto de parroquias, ni del equipo de sacerdotes, por lo que a nuestra cesta le faltan mimbres para tomar esas decisiones.
    En el Sínodo se han acordado y establecido unas nuevas líneas de actuación y, sobretodo de toma de decisiones, así como de participación, que, en mi opinión, invierten la pirámide jerárquica, generándonos nuevas responsabilidades, hoy, el dar respuesta es tarea de todos. Tenemos el método, tendremos que dar la talla.

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  2. Avatar de Cristina Inogés Sanz
    Cristina Inogés Sanz

    Este asunto sobre el que reflexionas, José Ramón, es más importante de lo que parece.
    Las formas sinodales, los primeros cambios en la Iglesia diocesana, se empezarán a ver en pequeños gestos. De lo contrario, creeremos que tenemos una Iglesia sinodal en las estructuras, pero, si no cambian las personas que están al frente y sus impositivas formas, en poco tiempo se habrá olvidado todo lo que hemos vivido (que mucho me temo que es el deseo de algunos) y tendremos problemas mucho mayores.
    Es de agradecer que hayas contado este pequeño episodio, de gran valor para ver por dónde siguen yendo los comportamientos de quien debería ser extremadamente cuidadoso en el trato que le da a «su esposa», la diócesis.

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  3. Avatar de antoaguilera
    antoaguilera

    He seguido, Cristina, tus escritos, conferencias y comentarios durante el proceso sinodal y te los agradezco porque me han ayudado a clarificar los documentos emanados del Sínodo que parecen escritos por el Espíritu Santo con la mano izquierda que no es la suya habitual.
    Los que venimos siguiendo el Sínodo en todas sus dimensiones vamos a padecer mucho en los próximos años y nos vendrá bien una vacuna de paciencia y confianza.
    Se viene diciendo que «entre el dicho y el hecho hay mucho trecho» y se añade que «una cosa es predicar y otra dar trigo». A esa sabiduría popular me aferro pero tú sigue machacando el clavo y prosigue esa labor clarificadora y animadora.
    Antonio Aguilera

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