Sí, lo confieso, me había posicionado para el pistoletazo de salida. Sí, me lo había creído todo. Después de estar meses trabajando juntos, meses hablando y discerniendo juntos, no solo mi grupo…63 grupos sinodales de Zaragoza y pueblos, y ¡¡muchos más, como canta Hakuna!!… más el resto de España, más el resto de Europa, más el resto del mundo católico, que somos muuuuchos más… esto no podía echarse atrás, no podía, estábamos demasiados creyentes crédulos creyendo que nuestra Iglesia por fin cogía un ligero galope, después de años, muchos años al paso…, pero, crédula inocente de mí, hay muchas maneras de echar atrás lo que incomoda, los temas calientes, y una manera es ésta, crear un grupo de trabajo, una comisión de estudio y el tema se hará elástico, perdurable e infinito en el tiempo, solucionado…
Me motivaban muchos temas, muchos me emocionaban, creía que eran de justicia, de dignidad, de amor y misericordia, pero me ha costado encontrarlos, muchos de ellos bajo epígrafes inentendibles que esconden la realidad. En fin, os contaré dónde hemos acabado las mujeres y su tema:
El tema 9, la vida y misión de la mujer en la Iglesia, uno de los más elegidos por ese ente tan maravilloso, al que me encanta pertenecer, el Pueblo de Dios, y siguiendo el punto (n) que casi me sé de memoria, “que sigan adelante la investigación teológica y pastoral sobre el acceso de las mujeres al diaconado, ayudándose de los resultados de las comisiones instituidas a este propósito por el santo Padre y de las investigaciones teológicas, históricas y exegéticas ya efectuadas…” (RdS 9n). Y añade… “Si es posible, los resultados deberán presentarse en la próxima Sesión de la Asamblea”. Pero, no será así…
Me costó encontrarlo, en serio, entre uno de los 10 grupos de estudio, que recogen temas calientes, incómodos, para trabajarlos aparte, fuera de la 2ª sesión de la Asamblea del Sínodo. Exactamente, es el 5º Grupo de trabajo y se denomina: “Algunas cuestiones teológicas y canónicas en torno a formas ministeriales específicas”. Como para encontrarlo por las buenas. Pero, sí señor, allí estaba, aunque no entre los primeros. Fijaros en todos los temas que este grupo de trabajo va a tener que elaborar:
- La especificidad del poder sacramental.
- La relación entre el poder sacramental (especialmente el que deriva del poder de administrar la Eucaristía) y los servicios eclesiales necesarios para el cuidado y el crecimiento del Pueblo santo de Dios con vistas a la misión.
- El origen de los ministerios.
- La dimensión carismática de la vida de la Iglesia.
- Las funciones y servicios eclesiales que no requieren el sacramento del Orden.
- El Orden Sagrado como servicio y los problemas derivados de una concepción errónea de la autoridad eclesial.
- Y ¡Voilà¡ “El lugar de la mujer en la Iglesia y su participación en los procesos de toma de decisiones y en el liderazgo comunitario”. Y continúa diciendo “los trabajos de este grupo tendrán asimismo como objetivo responder al deseo expresado por la Asamblea sinodal de <<un mayor reconocimiento y valoración a la aportación de las mujeres y de un aumento de las responsabilidades pastorales que se les confían en todas las áreas de la vida y de la misión de la Iglesia>>(RdS 9i). En este contexto puede plantearse adecuadamente la cuestión del posible acceso de las mujeres al diaconado. En coordinación con la Secretaría General del Sínodo, el estudio de estas cuestiones se confía al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en diálogo con los diversos Dicasterios competentes”.
Durante estos dos años que hemos trabajado juntos en los grupos sinodales han ido saliendo los temas que creíamos necesarios para una renovación, para una Iglesia que se adapta a los tiempos sin perder su esencia, su Tradición, su mensaje. Nuestro Dios no necesita renovaciones, ni adaptaciones. Los hombres y las estructuras sí. Somos tan torpes que o encontramos formas fáciles y simplificadas de actuar o nos perdemos, son los tiempos y las sociedades los que cambian y nuestra inteligencia como cristianos y como Iglesia es saber, siempre hemos sabido, adaptarnos, aunque a veces la espera se haya hecho infinita.
Ahora retomaré mis posiciones, dejaré mi posición en primera línea, porque ya no hay primera línea, no voy a salir corriendo, porque no hay dónde ir. Ahora la carrera, como dijo alguien, es de fondo y me da igual estar en primera línea que en última… Soy mujer, adulta, creyente, sempiterna teóloga estudiosa, he servido toda mi vida a los demás y eso es lo que seguiré haciendo, si me dejan, pero no me toquéis… las narices. Seguid trabajando en grupos, en dicasterios, en el Vaticano, en donde queráis, pero sed respetuosos con más de la mitad del Pueblo de Dios, porque aguantaremos, porque estamos acostumbradas, porque la historia de las mujeres siempre ha sido una carrera de fondo. Esa ha sido siempre nuestra posición y no nos vamos a mover de ella.
Mi Dios es comunión conmigo como parte de mi humanidad, todos somos inclusión en Cristo, por eso, nuestra Iglesia necesita la revisión del modelo existente entre hombres y mujeres y la renovación de las relaciones y las estructuras, la reforma de una Iglesia misionera que es elemento clave de la sinodalidad, una nueva manera de comprender al pueblo que es Iglesia, la toma de decisiones por discernimiento entre todos, en comunidad, una renovación ministerial y celebrativa y el respeto y cuidado del mundo y la naturaleza como el Papa nos está recordando.
Rezaré como siempre Biblia en mano, para que el Señor ilumine al Papa y a todas las personas, consagrados, laicos, hombres y mujeres, que van a trabajar por conseguir un poquito de galope, dinámico, alegre y seguro para nuestra Iglesia, la Iglesia de Cristo, y esperaré tranquilamente en mi posición.
Gema López-Menchero Mínguez. Diócesis de Zaragoza

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