Flaco favor a la sinodalidad el que le hace el título elegido para la segunda fase del Sínodo y que ha tratado de animar la participación de toda la Iglesia entre las Asambleas generales desde octubre de 2023 hasta octubre de 2024. La idea que se transmite con este título es la del límite temporal, la de que todo esto termina en esa fecha, o lo que es lo mismo, la de reducir la sinodalidad a los tiempos del Sínodo que, por cierto, están siendo extraordinariamente amplios: 2021-2024.

La verdad es que, de hecho, los trabajos del Sínodo van a tener una continuidad más allá de lo que dé de sí la XVI Asamblea, puesto que «paralelamente a los trabajos preparatorios de la Segunda Sesión, ha comenzado el trabajo de los diez Grupos de Estudio, a los que se ha confiado la tarea de profundizar en otros tantos temas surgidos de la RdS, identificados por el Santo Padre al término de una consulta internacional» (Instrumentum laboris). Unos trabajos que han de tener listas sus conclusiones en junio de 2025. «De este modo, sin esperar a la conclusión de la Segunda Sesión, el Papa Francisco ha incorporado ya algunas de las indicaciones de la Primera Sesión y ha comenzado los trabajos de la fase de implementación» (Instrumentum laboris).

De la Asamblea de octubre, «podemos esperar una profundización de la comprensión compartida de la sinodalidad, un mejor enfoque de las prácticas de una Iglesia sinodal, e incluso la propuesta de algunos cambios en el derecho canónico (otros, más significativos, pueden venir después de asimilar mejor y vivificar la propuesta básica), pero ciertamente no la respuesta a todas las preguntas. También porque otras surgirán a lo largo del camino de conversión y reforma que la Segunda Sesión invitará a emprender a toda la Iglesia» (Instrumentum laboris). Todo apunta, pues, a que se ha iniciado un proceso que no tiene un término temporal preciso, precisamente porque el horizonte no es el del calendario, Hacia octubre de 2024, sino el del objetivo por el que hay que trabajar, Hacia una Iglesia sinodal. Así hemos querido titular nuestro Blog, synodos.blog, y nuestra página de Facebook, Hacia una Iglesia sinodal. Y todo ello porque percibimos en nuestros ambientes de Iglesia un evidente agnosticismo sinodal y un deseo en muchos de que todo esto termine cuanto antes.

Muy importante en este momento recuperar el horizonte del objetivo último y no quedarnos en la cronología y en haber cumplido con el expediente, porque lo que se está fraguando va mucho más allá del Sínodo. Mejor, Hacia una Iglesia sinodal.

Emilio Aznar Delcazo. Diócesis de Zaragoza


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