LA ILUSIÓN POR VIVIR UN SÍNODO
Todo comienza cuando nuestras Coloreadoras (acompañantes-catequistas) escuchan a Cristina Inogés en el arranque del curso pastoral en octubre ́21. Al llegar aquella tarde a La Quedada, nos transmitieron el entusiasmo que ella les contagió y nos dispusimos a comenzar el camino que se nos propusiera desde el Equipo que iba a liderar.
A los pocos días, comenzamos varios grupos: el de jóvenes Color Rojo; el de preadolescentes-Color Azul (que permanecieron durante el primer curso); y el de adultos, que aun con el grupo muy mermado, han llegado hasta el final.
Para nosotras, del Color Rojo, formado por 11 chicos y chicas de 19 y 20 años, el proceso sinodal ha sido una experiencia que nos ha regalado varias cosas:
*Conocer la organización de La Iglesia más y mejor.
*Pensar en ella y en nosotras en ella proyectando las grandes posibilidades que ofrece… soñando.
*Hacer llegar nuestro sentir y pensar sobre ella, sobre Jesús y El Reino de Dios en el mundo de hoy a quien la dirige.
Después de haber participado, nos sentimos más Iglesia y nuestro deseo es seguir formando parte de ella para contribuir empujándola hacia la tan nombrada sinodalidad, donde todas las personas seamos iguales, como Jesús quiso.
Y nos ha supuesto:
*Reorganizar el contenido de nuestras Quedadas para poder “trabajar” los materiales, adaptarlos a nuestro tiempo real disponible, a nuestro lenguaje y a la manera en que vivimos-expresamos nuestra Fe.
*Hemos “trabajado” todos los temas, con mayor o menor profundidad y de maneras diferentes; pero todos.
*Hemos escrito el guión de una obra de teatro que representamos en un centro cívico, a la que hubo afluencia de público y de la que recogimos propuestas para enviar al Papa, dinamizando la parte final.
Se nos invitó a participar en la clausura de la fase diocesana, para la que compusimos una canción “Sino-qué”. Fue un empujón de Alegría para nuestra sencilla comunidad cristiana, con la que también pudimos desarrollar nuestra misión: “Dar Color”.
Al leer las conclusiones finales, y aunque vemos que se habla de temas muy importantes por primera vez en la Iglesia, lo que es muy esperanzador, nos sentimos con anhelos de mayor avance hacia la modernidad. Porque estos temas se van quedando sin una concreción valiente, y puede ser, precisamente, la Valentía, la que nos lleve hacia la necesaria y deseada Iglesia inclusiva, igualitaria y sencilla: la Iglesia de Jesús. Y con esto, queremos hacer referencia también, al trato no justo que La Mujer recibe dentro de nuestra Iglesia.
Permanecemos atentas a noticias, conclusiones y fase final. Mantenemos la ilusión por el resultado. Queremos ser parte del cambio que haga la Iglesia hacia: Una espiritualidad, estructura y presencia Vivas, porque estén llenas de Dios. Una casa que se haga humilde y esté en común-unión con todas las personas. Una posibilidad real de salvación en medio de la Humanidad.
Agradecemos al Equipo Sinodal de nuestra archidiócesis el gran trabajo realizado para embarcarnos a todas las personas, organizándonos, aportándonos material muy bien elaborado, estando SIEMPRE receptivas a sugerencias, propuestas… y manteniendo nuestra ilusión en el proceso, que ha sido largo, consiguiendo nuestras mejores aportaciones. Nos sentimos parte importante del sínodo gracias a su cercanía, cuidado e interés por nuestra buena marcha.
Ánimo a todos los grupos y especialmente a las personas que forman el Equipo Sinodal. El Santo Espíritu no cesa de soplar, dejémonos empujar por él!!!!! Todas juntas por el Reino de Amor que Jesús vino a iniciar junto a nosotras.
Eva García Marquina y Victoria Chía Azlor. Diócesis de Zaragoza.

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