A mis 60 años de cura, el pasado Jueves Santo, decidí reflexionar sobre  cómo puedo seguir desempeñando mi papel en estas circunstancias tan complejas. Intento ser cura, o sea “homo curans”, cuidador de personas y de instituciones. De entrada me gustaría saber ver, me gustaría darme cuenta de la realidad que me rodea, porque sé que lo último que nota el pez es el agua. Los árboles no dejan ver el bosque. Entiendo que no es hora de lamentos sino de actividad coherente y esperanzada, de preguntas, de sugerencias y de colaboración. Quiero recordar a quienes dirigen la pastoral, que es mejor proponer que imponer. Es mejor pedir opiniones a los afectados y escucharlas, es mejor representar que suplantar. Creo que un “buzón” diocesano de sugerencias es necesario, sea personal, físico, informático o las tres cosas a la vez.

Lo único constante en la vida es el cambio. Cambiar es imprescindible. ¿Qué hacer? ¿Qué se está haciendo? ¿Qué se piensa hacer? Recordarlo y publicarlo es importante. Desde luego, los ejemplos que cito no son “mejores prácticas” porque todavía no hemos visto los resultados, pero sí son “brotes verdes” que dan esperanza de recuperación.  Si buscamos, encontraremos. ¿A qué brotes me refiero? Pues, por ejemplo, a que en el seminario de Madrid, sin esperar a los tres años que dio el Papa, haya un equipo asesor de siete personas: tres curas, una religiosa y tres mujeres seglares. En el Seminario portugués de Braga hay una mujer como director espiritual  ¿Qué se piensa hacer en nuestros seminarios?

En España hay ocho mujeres que ocupan el cargo de canciller en sus respectivas diócesis y seis el de vicecanciller. ¿Por qué nosotros no hacemos algo también en esta dirección? Alguna diócesis piensa fundir el Consejo presbiteral y el pastoral en uno formado por veintitrés seglares, doce curas y tres religiosos. ¿Y nosotros?

También debemos conocer las dificultades que hay para la factibilidad de algunas cosas deseables.Me creía razonablemente informado sobre ecumenismo, pero mi última visita a Westminster me lo cuestionó: de los diez mártires cristianos del siglo XX esculpidos sobre la puerta oeste, para vergüenza mía, más de la mitad no me sonaba ni el nombre: Manche Masemola, Janani Luwum, Esther John, Lucian Tapiedi o Wang Zhiming. Oscar Romero ya estaba en este grupo antes de ser canonizado. ¿Reconoce la Iglesia católica tan públicamente a los mártires de otras confesiones? Se celebra la fiesta de todos los santos, pero el tema requiere mayor actualización. Además, me han regalado el interesante libro Santa envidia: encontrar a Dios en la religión del otro, escrito por Barbara Brown Tylor. Son cosas que me ayudan en la búsqueda del Dios de Jesús.

Ángel Calvo Cortés


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2 respuestas a “Brotes verdes”

  1. Avatar de Carmen Llena
    Carmen Llena

    Excelente iniciativa. Gracias Ángel

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  2. Avatar de diezprietopaz
    diezprietopaz

    Muchas gracias por vuestra iniciativa de arranque y empuje. Este blog es una de tantas maneras de cultivar la proximidad internauta para descubrir horizontes conjuntamente.

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